jueves, 2 de septiembre de 2010

El piano

El piano



Aquel lugar ya era siniestro de por sí, pero los instrumentos que había en ese lúgubre salón lo hacían parecer aún mas aterrador.

Arrinconada en una esquina, cubierta de polvo y con alguna cuerda rota, se podía ver un arpa, en el centro de la habitación, un violín sobre una silla dormía tranquilamente, como si algo o alguien cuidase de él a cada momento, como una obra de arte entre objetos insignificantes, mas en la otra parte del salón, decorado con cortinas marrones, ya roídas, con un suelo de lo que antes podría haber sido madera, con alguna alfombra persa auténtica, ya destrozada, y con los hilos pidiendo clemencia al tiempo, yacía un viejo piano de cola negro, medio tapado con una sábana blanca.

La sola presencia de aquel instrumento, hacía que te sintieses atraído a él, y como no, empecé a tocar algo, algo pequeño y malo, pero que en aquel momento parecía magia.

Poco a poco, mis manos y el piano fueron solo un ser, un ser maligno, tocaba acordes prohibidos, canciones maléficas, le rezaba al diablo mediante aquella música.

Era extraño, sorprendente, y doloroso a la vez, mis manos se movían solas, y mi cuerpo no reaccionaba, mi mente se iba nublando a medida que las manos tocaban las teclas mas deprisa.


Ensordecedores alaridos sonaron entonces desde la puerta, llamas en su interior, y una silueta delgada y firme, apoyada en el marco de la puerta, con una guadaña en su mano izquierda.

Se acercó sin hacer ningún ruido, no estoy seguro de lo que vi, parecía que flotaba.
Fue en ese momento cuando tras de sí aparecieron otras personas con las caras desfiguradas del dolor, con signos evidentes de sufrimiento, y la muerte reía, el piano lanzaba carcajadas que se multiplicaban en mi cerebro viendo imágenes que ningún mortal se atrevería a ver.

Las almas que entraron, mientras mi pano tocaba cantaban, un un idioma desconocido, pero cantaban con fuerza, pero sin gritar, como pidiendo ayuda y queriendo decir algo a la vez.

La muerte entonces se acercó al violín, que flotó hasta situarse a la altura de lo que podría ser su cuello, y levantó una de sus mangas, dejando al descubierto una huesuda mano, salpicada de sangre.

La melodía del piano junto a la del violín y la de los coros, hacía que mi cuerpo no se moviese, sentía algo... miedo... mis pulmones respiraban miedo y mis venas transportaban impotencia.

Fue cuando todo cesó, mis manos tocaron un último acorde, atronador, que haría que hasta el mas valiente se estremeciera por completo.

Y la muerte hizo un gesto, "ven a mi vera, alma muerta, alma débil y temerosa que ha caído en la trampa del piano del infierno...".

Mi mente sabía que no podía hacer ya nada, que mi cuerpo estaba poseído, y fue entonces también, cuando comprendí lo que las almas decían; "Somos las almas esclavas de la muerte, que vivimos en el arpa de la habitación prohibida, las almas a las que el violín ha poseído y el piano ha engañado, las almas muertas del gran señor Lucifer"

Terrorífico y mágico a la vez, y mi cabeza seguía pensando en os acordes prohibidos, en las almas muertas, en...

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